Independientemente del modo en que las cargas son trasladadas hacia la nube, llega un momento en que el potencial de ésta supera el de ruptura del medio circundante, con lo cual se inicia el descenso hacia la tierra. Como la tierra es inducida positivamente (nube negativa), se forma un líder descendente negativo que avanza de a saltos hacia la tierra intentando conectar con ésta para luego descargar la nube.
Dado que la proximidad del líder induce en los objetos en tierra potenciales muy altos, algunos de ellos a su vez generan un líder positivo ascendente. De todos estos líderes ascendentes uno es el que conecta con el descendente, quedando en ese instante determinado el canal por el cual circulará toda la carga necesaria a la nube.
Se estima, entonces, que antes de dar el líder descendente su último salto (a 50-100 mst. del suelo) es cuando se define el punto donde impactará el rayo, siendo esta última etapa de fundamental importancia.
Una vez formado el canal ionizado entre la nube y tierra se genera una onda de retorno debida a las cargas que suben de tierra neutralizando el canal, siendo esta la descarga principal, donde aparece la luminosidad y el estruendo característico de los rayos.
Es un pararrayo de gran radio de acción, cuyo funcionamiento se basa en la ionización del aire alrededor de la punta franklin que, mediante mecanismos electroestáticos, aprovecha el campo eléctrico que rodea al rayo.
Construido íntegramente en acero inoxidable y polímeros inalterables ante la acción de la intemperie, lo que le da gran resistencia al efecto de los agentes atmosféricos. Este hace que no requiera ningún tipo de mantenimiento.
Esta constituido por una punta franklin común (a), reemplazable para el caso de las descargas atmosféricas, un conjunto de tres puntas emisoras (b) polarizadas a un potencial intermedio entre el correspondiente al estrato del aire a que se halla el pararrayos y el de la tierra, por medio de tres ondas de tensión(c).
El conjunto de las sondas, los emisores y el dispositivo detallado en el próximo párrafo, constituyen un mecanismo emisor de iones (Crompton Walton) de la misma polaridad que la tierra. Estos se manifiestan como corrientes débiles que se elevan hacia la nube de tormenta.
El aro (d) polarizado al potencial de la tierra genera un poderoso campo toroidal que acelera los iones proporcionados hasta que el aire en las inmediaciones de la punta Franklin ingresa en la zona que la física de los gases se conoce como Townsend.
El reflector (e) aumenta significativamente el rendimiento del sistema impidiendo la dispersión de los iones por el emisor, concentrándolos en la cercanías de la punta Franklin.